domingo, 12 de octubre de 2014

Prueba dos días un Renault ZOE



Por cortesía del concesionario Renault de Leioa (Berri Auto) he podido probar un Zoe eléctrico durante dos días dentro de una campaña de acercamiento al vehículo eléctrico en la que participan concesionarios Renault de Euskadi y de algunas otras provincias españolas.

Llamé por teléfono para reservarlo y cuando llegue al concesionario me estaba esperando totalmente cargado y dispuesto para la prueba. Me hicieron un seguro a todo riesgo con franquicia solo para el vehículo, el conductor queda excluido, así como un permiso para circular durante dos días. Tras pagar los 300€ de franquicia, el día de vuelta me lo devolverán, el comercial me enseño el vehículo y me dio unos cuantos consejos para la carga y la conducción. Sobre todo la advertencia de que si el cambio de marchas no está en P el vehículo no se cargará.


 El maletero, ya de por si pequeño, lo ocupan casi por completo dos bolsas de cables. Una de ellas con el cargador básico ocasional que viene con una manguera de unos 4 metros y enchufe tipo schuko. La otra, viene con un cable de longitud parecida al anterior pero con conectores en ambos extremos para su conexión en puntos de carga.

La idea es poner un punto de carga en el garaje particular para cargar el vehículo ya que con el cargador básico la potencia suministrada es muy poca, en torno a un kilovatio por hora, de tal forma que cargar la batería desde el 20% de su capacidad hasta el 100% puede costarnos unas 16 horas.

Como de lo que se trata es de probar el vehículo, Renault suministra este cargador para que podamos recargar el coche en nuestras casas, aunque sea, tirando un cable por la ventana de nuestro piso.


Me lo entregan cargado al 100% y listo para hacer 153 km… si habéis oído bien. ¿Dónde quedan esos 210 km que certifican con el ciclo NEDC? El comercial me comenta que es una estimación partiendo de los últimos kilómetros hechos y que seguramente yo los podría mejorar. Pues tras 800 metros, después de salir del concesionario y aparcar para revisarlo más detenidamente, la autonomía había bajado a 130 km.

La angustia me empieza a invadir; no por los kilómetros que aun me faltan para llegar a casa, unos 29 km, sino porque mi prueba consiste en realizar el trayecto al trabajo; ida y vuelta. En total 166 km en los que hay un puerto de montaña y varios tramos por la costa repletos de toboganes. Esa sensación me ha ocurrido alguna vez cuando en un largo viaje por una de esas autopistas desiertas, sin apenas áreas de servicio, llevas ya unos cuantos kilómetros en la reserva y en el horizonte no aparece ninguna señal de gasolinera y los kilómetros van cayendo de forma implacable.

Pero volviendo al coche, se trata de un vehículo del segmento C, bien rematado en su interior aunque con profusión de plásticos duros. Ni rastro de los materiales “gomosos” del salpicadero de la Scenic. Por otro lado, el hecho de que la parte superior sea de un color beige muy claro hace que en días soleados sea muy molesto el reflejo que produce en el cristal. También tiene muchos bordes cromados de dudoso gusto. Ya sé que para algunos aporta un plus de elegancia pero para mí solo aportan reflejos indeseados.


Se nota que se ha diseñado desde cero para que sea un vehículo eléctrico, no como el Fluenze que es una adaptación del modelo “petrolero” y que sacrifica buena parte del maletero en albergar las baterías. En este caso, el Zoe tiene un maletero pequeño pero muy parecido a otros modelos de su segmento. Las baterías van alojadas en el suelo del vehículo por lo que la posición de conducción es más elevada de lo normal; es cómoda sin hacer demasiados reglajes en el asiento y el volante.



Dentro y fuera del Zoe se aprecian piezas comunes a sus otros hermanos como los tiradores de las puertas, los interruptores de luces, de limpiaparabrisas y el control de la radio. Podrían haberse “estirado” un poco y montar también un freno eléctrico en vez de la antediluviana palanca del freno de mano. Está bien equipado pues dispone de luces y limpiaparabrisas automáticos, climatizador, llantas de aleación, radio Arkamys con toma USB y SD además de navegador, elevalunas y retrovisores eléctricos y limitador/regulador de velocidad. El ordenador de a bordo, además de los datos totales, tiene un contador parcial. Por supuesto las unidades de consumo se dan en Kwh en vez de en litros.


La llave es del tipo tarjeta y permite entrar y arrancar el vehículo sin sacarla del bolsillo. Añade un botón más a los ya conocidos de la Scenic y es el bloqueo/desbloqueo de la tapa donde se aloja en enchufe de carga. Este se sitúa tras el anagrama frontal de la marca del rombo.


El cambio automático dispone de las típicas posiciones P, R, N y D. De la posición de Parking se sale pulsando un gatillo situado delante de la palanca. Como es habitual en los modelos automáticos, solo puede arrancarse en la posición Parking y pisando el freno. Una vez en esta situación pulsamos el botón de encendido y entonces lo que pasa es… nada! Lo único que veremos en la pantalla TFT principal es que aparece un mensaje READY que puestos a ser quisquillas y teniendo en cuenta que todos los demás mensajes están en español podrían haber puesto “Preparado”.


A partir de ahí pasamos la palanca a D o R y al soltar el freno empieza a moverse lentamente, incluso sin pisar el acelerador, hacia adelante o atrás respectivamente. Nada nuevo que no ocurra en un automático; excepto la ausencia de ruido, claro.


Existe un pequeño botón de ECO que hace que la pantalla principal se ponga en color verde y que permite una conducción más ahorradora ya que no permite sobrepasar los 90 km/h, salvo que pises a fondo el acelerador, además de programar unas rampas de aceleración mucho más suaves. Para que os hagáis una idea, en modo ECO pude ver consumos instantáneos de hasta 36Kwh mientras que sin seleccionar este modo puede ver hasta 75Kwh.

Como a estas alturas ya dudo de que pueda hacer mi ruta de un tirón voy a poner el modo ECO desde el principio y apagar el climatizador.

He dicho que no hace ruido cuando circulas a baja velocidad y no es del todo cierto pues hace un sonido artificial, obligatorio por normativa, para que los peatones se aperciban de su proximidad. Este sonido desaparece a partir de los 30 km/h en los que se sustituye por el ruido natural de la rodadura.

Regreso a casa y tras 29 km y una velocidad media de 56 km/h, la batería está al 80% y ha gastado unos 4Kw. Queda una autonomía teórica de otros 101 km y, a pesar de que el consumo medio está en 14.7 Kwh cada 100 km, creo que definitivamente el Zoe no me va a poder llevar y traer del trabajo. Lo pongo a cargar y calcula que rellenar ese 20% gastado le va a llevar 4 horas.


Al día siguiente, cuando bajo al garaje, el Zoe hace un ruido de ventilador bastante fuerte. Al principio pienso que es la refrigeración de las baterías mientras está en carga. Puede que este ruido en un garaje comunitario no importe pero en el garaje de una casa individual es muy molesto por la noche.


Tras leer detenidamente el manual veo que el anterior probador había trasteado en los menús de configuración y había activado una opción, por otro lado muy útil, como es la de temporizar la climatización de tal forma que cuando coges el Zoe su interior está a la temperatura deseada. Por supuesto sin gastar batería ya que solo puede hacerse mientras está conectado al cargador.

El viaje al trabajo, 86 km, lo realizo en modo ECO con la batería al 100% de carga. Intento ser muy anticipativo en mis reacciones y procuro no pisar el freno. Este coche lo permite ya que en cuanto levantas el pie del acelerador se provoca una evidente retención que va recargando la batería. Por el contrario, en un coche “petrolero”, si vamos con marchas largas y el llano la inercia es grande y al soltar el acelerador se tarda mucho en bajar la velocidad con lo que la anticipación tiene que ser mayor. En mis trayectos al trabajo tengo que pasar por un puerto de montaña con 257 metros de desnivel y una pendiente media del 4.4% en el que la regeneración instantánea ha llegado, en ocasiones, hasta los 16 Kwh.

Algo que también ayuda a bajar el consumo es el hecho de que la pantalla táctil central nos puede mostrar unas graficas sobre lo “bien” que conducimos desde el punto de vista del ahorro energético. Unas barras, como no, verdes, indican el nivel de anticipación y de velocidad que llevamos en nuestros trayectos así como una evaluación general de nuestra conducción “ecológica” entre 0 y 100. De esta forma, a poco competitivos que seamos, intentaremos mejorar esa evaluación. Ya veremos al final que nota saco.


Entre las supuestas ventajas de los vehículos eléctricos siempre se destaca el silencio. En este caso, el Zoe, hasta los 80 km/h es bastante silencioso. Sin embargo, a partir de esa velocidad, el ruido de rodadura se transmite bastante al interior; medí entre 72 y 74 dB. Las soluciones de aislamiento, teniendo en cuenta que es un eléctrico, son poco eficientes aunque es verdad que para un uso por ciudad si es muy silencioso.

Llego al trabajo bajando la media de consumo de 14.7 a 13.8 Kwh cada 100 km. Normalmente la Scenic consume más en el trayecto de ida que en el de vuelta y encima he ido todo el recorrido con luces puestas por lo que posiblemente seguiré bajando la media. Sin embargo debo procurarme de un enchufe para cargar el Zoe pues me quedan otros tantos kilómetros de vuelta y ahora mismo indica una autonomía de 73 km y un 53% de carga en la batería.

Como no hay infraestructura de carga por la zona, según he llegado al trabajo, he descolgado desde la zona de oficinas un cable al exterior y conectado el cargador; indicaba que necesitaba 10 horas para realizar la carga completa.  A la hora de comer he bajado a ver cómo iba la carga y resulta que el cargador se había parado y seguía en el 53% de carga. He buscado otros enchufes pero en todos dejaba de cargar transcurridos unos minutos; incluso he cambiado la manguera por si tenía algún fallo de conexión. Al final moviendo el coche a la zona industrial he encontrado un enchufe en el que aparentemente no fallaba la carga y he seguido trabajando.


Acabada la jornada laboral el cargador se había parado de nuevo y la carga solo había llegado al 68% y una autonomía estimada de 105 km. Revisando la instalación había caído el diferencial. En todo caso, ya tengo para volver a casa aunque he estado angustiado todo el día mendigando un poco de potencia en un montón de enchufes de la empresa.

Sin nada que reseñar del viaje de vuelta me encuentro en mi garaje habiendo hecho otros 86 km bajando otra vez la media de 13.8 a 12.8 Kwh cada 100 km. El Zoe estima me quedan otros 54 km de autonomía y un 32% de batería. Para cargarla completamente necesitaría casi 14 horas y ese dato es una mala noticia ya que me quedan 9 horas para salir de nuevo hacia el trabajo. Sin embargo me tranquiliza el hecho de que en casa no he tenido problemas con la recarga.

A las 5:30 de la mañana desconecto es cargador habiendo hecho un 79% de carga y teniendo una autonomía de 143 km. El trayecto de ida lo haré sin problemas pero me angustia la vuelta habida cuenta de los problemas de carga del día anterior en el que solo pude aumentar la autonomía en 32 km durante las 10 horas que pasé en la empresa. Hoy solo estaré 8 horas y encima necesitaré recargar más tiempo efectivo ya que llegaré con menor carga que ayer.

En mi segundo día en la empresa he llegado con un 29% de batería y una autonomía de 43 km. Como sigo con problemas de carga he investigado un poco en los foros para ver si hay alguna solución.

A las diez de la mañana me llama el comercial de Renault preocupado por mis problemas de carga. El propietario tiene un site en la web de Renault en la que se anotan automáticamente todas las cargas del vehículo así como todas las incidencias durante la misma. En este caso también tenía programadas unas alertas por fallo de carga que recibía en el móvil. Parece ser que había recibido un montón de alertas por fallo de mi Zoe.

En un foro Noruego me dieron la solución. Parece ser que el cargador del Zoe se detiene si detecta cualquier fallo de puesta a tierra en la instalación. Por otro lado, en las acometidas industriales RSTN, para hacer los 220V, es normal conectar el neutro a tierra. Y eso acarrea que el cargador de vez en cuando crea que hay un defecto en la puesta a tierra. Se soluciona poniendo un transformador, relación 1:1 y de suficiente potencia, entre la toma de alimentación y el conector del cargador. Santo remedio! Aunque ya solo me quedan cuatro horas para salir hacia Leioa y devolver el coche.


Por fin he llegado a mi último destino. En resumen he hecho 354 km a una velocidad media de 54.7 km/h con un consumo medio de 12.3 Kwh cada 100 km. Ha consumido 43 Kwh, pero de ellos, 8 Kwh se han regenerado en las frenadas y retenciones. Es decir, solo he consumido 35 Kwh de la red eléctrica que a unos 0.16 €/Kwh me han costado 5.6 €; o lo que es lo mismo, menos de 1.6 € por cada 100 km. Si lo comparo con mi Scenic esta consume 5.7 € por cada 100 km que son 3.5 veces más.

Al final el indicador de ecología se ha quedado en 96 puntos sobre cien y la barra de velocidad a tope. La de anticipación no ha llegado al final porque en los últimos kilómetros del recorrido, cuando ya no tenía angustia por los kilómetros que me quedaban, he quitado el modo ECO y pisado a fondo el acelerador en salidas desde parado. La aceleración es contundente, parece que vayas en un coche con 150 CV; pero solo hasta los 90 km/h, luego se vuelve más perezoso.

En resumen se trata de un buen exponente de lo que serán los coches eléctricos del futuro pero solo hecho para gente que realice trayectos cortos y con una vida muy metódica y ordenada. Nada de usarlo para ir al trabajo desde Santurce a Bilbao pero un día, en vez de volver a casa, decidir ir a Vitoria ha realizar unas gestiones en el Gobierno Vasco, por ejemplo. Todos los trayectos deben ser muy medidos porque teniendo en cuenta la falta de infraestructuras de carga puede que no consigas regresar a casa salvo en taxi.

Creo que es el futuro pero hasta que no consigan una autonomía teórica de 400 km a un precio razonable no serán una opción para mí.

Por ultimo agradecer a Berri Auto y al comercial que me atendió su trato tan amable y nada invasivo porque en ningún momento me quisieron vender el coche; efectivamente como rezaba la publicidad solo se trataba de que probara el coche, ni mas, ni menos.